Lo que Dylan Godoy hizo, junto a otro ladrón que la Policía aún busca, hace dos semanas fue casi de película. Llegaron en moto. Entraron a una panadería del barrio Las Miranda, en Villa Mercedes. Ahí nomás, sacaron un arma de fuego y les advirtieron a la dueña del local y a los clientes que si no hacían lo que les ordenaban les iban a pegar un tiro. Robaron lo que pudieron y huyeron. Pero, en el escape, las víctimas les demostraron que ellas también estaban dispuestas a todo.
La panadera le pegó con un palo a uno de los delincuentes y la pareja de una de las clientas los siguió en su auto hasta chocarlos. Los “motochorros” cayeron de su rodado, pero abrieron fuego. Dispararon unas cuatro veces, pero, por suerte, no tuvieron puntería.
Godoy fue detenido por la Policía e imputado por el asalto. Pero el arresto duró apenas unas horas. El martes el juez de Garantías, Santiago Ortiz ordenó su libertad y le impuso como única condición a seguir que, una vez al mes, vaya a Fiscalía y firme un libro. El magistrado resolvió eso por sugerencia de las fiscales Gisela Milstein y Marina Andino, que no pidieron la prisión preventiva.
Las representantes del Ministerio Público Fiscal argumentaron que, pese a la violencia del atraco, el joven no tiene antecedentes, ha mostrado disposición y no representa un peligro para los damnificados que esté de nuevo en las calles. No solo eso. Las fiscales anticiparon que están en plena negociación con las defensoras oficiales del acusado, Cecilia Mithiaux y Noelia Páez, porque el imputado está dispuesto a pagarles a las víctimas un dinero para que la Justicia cierre la causa en su contra.
Así, Godoy se marchó de los Tribunales de Villa Mercedes. Quedó imputado por “Robo calificado por el empleo de un arma de fuego”. Pero esa acusación penal en su contra podría desaparecer, en un instante, si la Fiscalía, la Defensa y la querella aceptan lo que les propuso el ladrón.
Otros letrados considerarían un absoluto desconocimiento del derecho la negociación a la que pretenden llegar. “El Código de Procedimiento Penal no permite hacer acuerdo cuando se trata de hechos violentos y menos con el uso de arma de fuego”, explicó un abogado consultado por este medio.
Los vecinos del barrio Las Miranda todavía comentan lo que pasó el mediodía del lunes 7 de julio. Fue inolvidable, y para mal. Los "motochorros" llegaron a "La Bendición", la panadería situada en calle Güemes, entre Fuerte Constitucional y Marconi.
Primero entró uno y detrás le siguió el conductor de la moto. Le apuntaron a la dueña del negocio y a los clientes. “Se metieron donde está la caja, y se llevaron la plata”, contó Gustavo, el esposo de la panadera y el otro propietario del comercio. Le sustrajeron también el celular a una clienta y se encaminaron hacia la puerta.
“Metete adentro o te pego un tiro”, le advirtió por segunda vez uno de los malvivientes a la esposa de Gustavo, que salió a seguirlo con un palo en una mano. A ella no le importó la amenaza lanzada. “Mi señora le pegó con el palo”, contó el panadero.
Gustavo estaba afuera del local, pero en la misma cuadra. “Siento un quilombo. A uno que dice ‘metete adentro o te pego un tiro’ y ahí salí yo”, recordó.
Los ladrones salieron, se subieron a su moto y escaparon. Gustavo los siguió detrás, con la idea de perseguirlos a pie. “Y, cuando estaban en la esquina, me dieron en el pantalón”, señaló. La bala ingresó por el costado izquierdo de la prenda, la parte que viste la pierna izquierda, y salió por atrás.
Un hombre, pareja de una clienta a la que le habían sustraído el teléfono en el local, vio toda la secuencia del asalto y también decidió actuar, para que los ladrones no se salieran con la suya. Aprovechó que estaba al volante y los siguió con su auto.
Alcanzó a atropellarlos con el coche. Los delincuentes cayeron de su moto, pero rápidamente se pusieron de pie, levantaron el vehículo y emprendieron la fuga, con rumbo al barrio San Antonio.
Pero no se fueron sin responderle al conductor que intentó frenarlos. Le contestaron a los balazos. “Fueron tres o cuatro tiros”, estimó Gustavo. Lanzados al aire, porque no alcanzaron a herir a nadie.
Huyeron pero, a mitad de la calle, dejaron hasta la patente de la moto. Con ese dato, los policías establecieron que el rodado figuraba a nombre de la novia de Godoy. Acorralado, el joven decidió presentarse en una comisaría y también entregó su motocicleta. Los efectivos, además, recuperaron el celular y una billetera que habían robado en “La Bendición”.